Pólipo (del griego antiguo πολύπους, «de muchos pies») es un término morfológico genérico que designa una proliferación patológica de tejidos visible macroscópicamente que se proyecta por encima de la superficie de la mucosa hacia el lumen de un órgano hueco. Un pólipo puede adherirse a la pared de un órgano por medio de un tallo delgado (pólipo pediculado) o puede tener una base ancha y plana (pólipo sésil).
Es importante entender que «pólipo» es un término descriptivo no histológico. Caracteriza únicamente la forma de la formación pero no su estructura celular. Los pólipos pueden ser benignos, precancerosos o malignos. El diagnóstico final y la importancia clínica del pólipo se determinan solo después de su estudio histológico.
Las causas de la formación de pólipos son variadas y dependen de su localización y del tipo histológico.
Los principales factores predisponentes son:
Según su estructura celular, los pólipos se dividen en neoplásicos (tumorales) y no tumorales. Los pólipos no tumorales incluyen los pólipos inflamatorios e hiperplásicos, cuyo riesgo de malignización es muy bajo. Las de mayor importancia clínica son los pólipos neoplásicos adenomatosos, que son verdaderos tumores benignos (adenomas) y se consideran una condición precancerosa, ya que, con el tiempo, pueden transformarse en cáncer (adenocarcinoma).
Los pólipos pueden aparecer en cualquier órgano hueco recubierto por mucosa. Las manifestaciones clínicas dependen de su tamaño, cantidad y localización.
Las localizaciones más comunes:
Muchos pólipos, en particular los de tamaño pequeño, son asintomáticos y se descubren por casualidad durante un examen endoscópico. El tratamiento de la mayoría de los pólipos consiste en la extirpación quirúrgica (polipectomía), seguida de un examen histológico obligatorio.
El objetivo principal del diagnóstico, al detectar un pólipo, es determinar su tipo histológico y, por tanto, su potencial de malignidad. La apariencia macroscópica de la formación, visible durante la endoscopia, no siempre permite distinguir de manera fiable un pólipo hiperplásico benigno de un pólipo adenomatoso precanceroso o de un pólipo ya malignizado (cáncer polipoide). Por lo tanto, el principio de que “todo pólipo extirpado debe ser sometido a un examen histológico” es el estándar de oro. Es el resultado de la histología el que determina las tácticas posteriores del manejo del paciente, incluida la necesidad y frecuencia de exámenes de seguimiento.
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