La hiperplasia es el aumento del volumen de un tejido u órgano debido al incremento en el número de sus elementos estructurales (células) como consecuencia de una proliferación celular excesiva.
Este proceso constituye una respuesta fisiológica adaptativa a diversos estímulos y, a diferencia del crecimiento neoplásico, es controlado y cesa al retirar el estímulo desencadenante. La hiperplasia únicamente puede ocurrir en tejidos constituidos por células con capacidad de dividirse.
Según la causa y el significado biológico, se distingue entre hiperplasia fisiológica e hiperplasia patológica.
Los ejemplos clínicos más frecuentes de hiperplasia patológica son la hiperplasia prostática benigna, causante de trastornos de la micción en los hombres, y la hiperplasia endometrial en las mujeres, que puede provocar hemorragias uterinas.
La relevancia clínica de la hiperplasia patológica reside en que, aun sin ser cáncer, puede representar una condición precancerosa. Un proceso de división celular sostenido y excesivo incrementa la probabilidad de que se produzcan mutaciones en las células, lo que puede conducir finalmente a una transformación maligna.
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