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Hematoma

También conocido como: Equimosis, Moretón

Un hematoma es una acumulación localizada de sangre en los tejidos, que se origina por la ruptura de los vasos sanguíneos a causa de un traumatismo o un trastorno de la coagulación. La sangre extravasada forma una cavidad llena de sangre en estado líquido o coagulado.

Los hematomas subcutáneos de pequeño tamaño también se conocen coloquialmente como moretones o equimosis. No obstante, en el contexto médico, el término hematoma implica una acumulación de sangre de mayor volumen, que puede comprimir los tejidos y órganos circundantes.

Etiología y fisiopatología

La causa más frecuente es el traumatismo (contusión, golpe, fractura), que provoca la rotura de la pared vascular. Con menor frecuencia, los hematomas aparecen de forma espontánea en el contexto de enfermedades que alteran la coagulación de la sangre (hemofilia) o aumentan la fragilidad vascular.

La sangre extravasada se coagula gradualmente. Con el tiempo, la hemoglobina contenida en el hematoma experimenta una serie de transformaciones bioquímicas, lo que explica el cambio característico de su color desde el azul-violáceo al verdoso y amarillento («maduración» del moretón). Posteriormente, los hematomas pequeños se reabsorben por completo, mientras que los extensos pueden encapsularse o supurar.

Importancia clínica

Las manifestaciones clínicas dependen del tamaño y de la localización del hematoma. Los hematomas superficiales provocan dolor local, edema, cambio de coloración de la piel e hinchazón. Los hematomas profundos, especialmente los intracraneales, constituyen una amenaza vital debido a la compresión que ejercen sobre el cerebro.

Según su localización, se distinguen:

  • Hematoma subcutáneo e intramuscular. Son los tipos más frecuentes.
  • Hematoma subdural y epidural. Acumulaciones intracraneales de sangre que requieren intervención neuroquirúrgica urgente.
  • Hematoma retrobulbar. Acumulación de sangre detrás del globo ocular.

El diagnóstico de los hematomas superficiales no presenta dificultades. Para visualizar los hematomas profundos e internos se utilizan la ecografía, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM). El tratamiento de los hematomas pequeños es conservador (reposo, frío, vendaje compresivo). Los hematomas de gran volumen o aquellos que ejercen compresión sobre órganos vitales requieren intervención quirúrgica, que consiste en la incisión y evacuación del coágulo.

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