También conocido como: Cresta de demarcación, Línea demarcatoria
La línea de demarcación es un límite visible que se forma en el cuerpo entre la zona de necrosis (el tejido muerto) y los tejidos sanos, viables. Representa una zona estrecha de inflamación reactiva.
La aparición de esta línea es una reacción protectora del cuerpo encaminada a separar el tejido muerto del vivo. Es un signo clínico y pronóstico importante, en particular en la evaluación de afecciones como la gangrena.
La línea de demarcación se forma más claramente en la necrosis seca (coagulativa). Un ejemplo clásico es la gangrena seca de un miembro que se desarrolla debido a una interrupción del flujo sanguíneo arterial (isquemia).
Fisiopatológicamente, una reacción inflamatoria ocurre en los tejidos viables en el borde del área necrótica. Los vasos sanguíneos se dilatan (hiperemia) y los leucocitos migran hacia el área. Esta zona de inflamación activa visualmente se ve como una franja rojo-azulada brillante denominada la línea de demarcación.
La línea de demarcación tiene una gran importancia práctica en cirugía. Sirve como un punto de referencia quirúrgico confiable, indicando los bordes del tejido muerto. Esto permite determinar con precisión el nivel óptimo para la amputación o necrectomía (extirpación quirúrgica del tejido muerto).
Identificación correcta del nivel de la intervención a lo largo de la línea de demarcación asegura extirpación quirúrgica de todo el tejido no viable, lo cual es esencial para la cicatrización adecuada de la herida.
Además, una línea de demarcación bien definida es un signo pronóstico favorable, indicando que la necrosis está confinada y no se extiende más. La ausencia o desenfoque de esta línea puede indicar una progresión de la necrosis y un riesgo más grave para el paciente.
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