Un absceso (del lat. abscessus, que significa «separación» o «alejamiento») es una acumulación de pus localizada y encapsulada, resultante de una inflamación purulenta de los tejidos. Su característica distintiva es la presencia de una membrana piógena, que aísla el foco de los tejidos sanos e impide la diseminación de la infección.
El absceso representa una forma de inflamación purulenta localizada, en la cual el organismo establece una barrera alrededor del foco infeccioso. Esta cápsula protectora (membrana piógena) está compuesta por tejido de granulación y fibroso; no solo delimita el proceso inflamatorio, sino que también produce exudado purulento.
La causa principal es la penetración de bacterias patógenas en los tejidos, siendo Staphylococcus aureus la especie más frecuente. Como respuesta a la invasión, se desencadena una reacción inflamatoria caracterizada por un aflujo masivo de neutrófilos. Las enzimas liberadas tanto por los neutrófilos como por las bacterias inducen lisis tisular (licuefacción), lo que resulta en la formación de una cavidad rellena de pus.
Clínicamente, el absceso se manifiesta con signos locales de inflamación (dolor, edema, hiperemia, aumento de la temperatura local) y, al madurar, con el signo de la fluctuación (sensación de onda líquida a la palpación), el cual constituye un criterio diagnóstico clave. Para el diagnóstico de abscesos profundos se utiliza ecografía o tomografía computarizada (TC).
El principio fundamental del tratamiento es quirúrgico, y consiste en la incisión, el drenaje y el saneamiento de la cavidad purulenta («Ubi pus, ibi evacua»). La antibioticoterapia tiene un carácter coadyuvante. Un tratamiento oportuno garantiza un pronóstico favorable; de lo contrario, existe un alto riesgo de rotura del absceso, desarrollo de flemón o sepsis.
El absceso debe diferenciarse del flemón, que es una inflamación purulenta difusa carente de límites definidos y de cápsula. Igualmente, debe diferenciarse del empiema, que consiste en una acumulación de pus en una cavidad anatómica preexistente, como la pleural.
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