Fracturas sacras: clasificación, manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento

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El sacro es un hueso triangular compuesto por cinco vértebras fusionadas, ubicado entre los dos huesos coxales. Su parte superior se articula con la quinta vértebra lumbar, y su parte inferior se articula con el cóccix.

Las fracturas sacras varían desde lesiones simples y estables hasta fracturas complejas e inestables con potencial riesgo neurológico (las complicaciones neurológicas ocurren en hasta el 25% de los casos).

Etiología

Estas fracturas pueden tener diferentes etiologías, incluidos mecanismos no traumáticos:

  1. Lesiones de alta energía: accidentes de tráfico, caídas desde alturas significativas.
  2. Lesiones de baja energía: particularmente en pacientes de edad avanzada con osteoporosis o trastornos metabólicos óseos.
  3. Fracturas patológicas: debidas a infiltración tumoral o radioterapia previa.
  4. Fracturas por fatiga: se observan en deportistas como resultado de cargas repetitivas.

Hay dos mecanismos principales de lesión sacra:

  1. Traumatismo directo: un impacto fuerte en la pelvis o la zona lumbar.
  2. Traumatismo indirecto: resultante de la fuerza aplicada de un impacto traumático que se transmite a través del fémur a la pelvis durante la lesión.

Las fracturas sacras se asocian frecuentemente con lesiones del anillo pélvico y pueden estar acompañadas de fracturas de la columna lumbar o del acetábulo.

Epidemiología

Por lo general, las fracturas sacras ocurren como parte de una lesión compleja del anillo pélvico (en el 30–45% de los casos). Se observan con mayor frecuencia en dos poblaciones de pacientes distintas:

  1. Personas jóvenes expuestas a traumas de alta energía (por ejemplo, colisiones).
  2. Personas mayores, especialmente mujeres, como resultado de un traumatismo de baja energía (a menudo como complicación de la osteoporosis).

Clasificación de las fracturas sacras

Existen varios sistemas de clasificación, pero el más utilizado es la clasificación de Denis, que se basa en la relación anatómica con los agujeros neurales sacros.

Clasificación de Denis

Este sistema divide las fracturas sacras en tres zonas anatómicas, cada una asociada con distintos riesgos y características clínicas.

Zonas anatómicas de las fracturas sacras según la clasificación de Denis

ZonaUbicación
Zona 1Lateral a los agujeros neurales. Representa aproximadamente el 50% de las lesiones sacras. Las complicaciones neurológicas ocurren en aproximadamente el 5% de los casos, generalmente afectando la raíz nerviosa L5
Zona 2A través de los agujeros neurales. Estas fracturas pueden ser estables o inestables. Las fracturas desplazadas suelen ser inestables. Las fracturas inestables conllevan un alto riesgo de falta de unión, lo que puede resultar en un mal pronóstico funcional
Zona 3Medial a los agujeros (canal central). Se observan complicaciones neurológicas hasta en el 60% de los casos. Estas fracturas se asocian frecuentemente con lesiones en el intestino y la vejiga urinaria

Modelos 3D de fracturas sacras:

Las fracturas de la tercera zona pueden ser longitudinales o transversales. Estas se pueden subdividir en 4 tipos:

  • Tipo 1: solo angulación cifótica en el sitio de la fractura (sin desplazamiento).
  • Tipo 2: angulación cifótica con desplazamiento anterior del sacro distal.
  • Tipo 3: angulación cifótica con desplazamiento completo de los fragmentos de fractura.
  • Tipo 4: segmento S1 conminuto (generalmente debido a compresión axial).
Fractura transversal del sacro sin desplazamiento (zona 3, tipo 1)
Fractura transversal del sacro sin desplazamiento (zona 3, tipo 1): modelo 3D
Animación 3D: Fractura transversal del sacro

Las fracturas de la tercera zona también pueden clasificarse por morfología sobre la base del patrón de fractura:

  • en forma de H;
  • en forma de ʎ (lambda);
  • en forma de T;
  • en forma de U.

Así, la fractura en forma de U, causada por la carga axial del sacro, provoca una disociación espinopélvica y suele ir acompañada de lesión neurológica. Según la clasificación de Denis, corresponde a una fractura de zona 3, tipo 4.

Fractura sacra en forma de U
Fractura sacra en forma de U: modelo 3D

La clasificación de Isler describe las fracturas sacras que afectan la unión lumbosacra. Define 3 tipos de fracturas:

  • Tipo 1: la línea de fractura es lateral a las superficies articulares L5-S1.
  • Tipo 2: la línea de fractura atraviesa la superficie articular L5-S1.
  • Tipo 3: la línea de fractura es medial a la superficie articular L5-S1.

La clasificación de Isler es particularmente útil para el perfil detallado de las fracturas de la segunda zona según la clasificación de Denis.

Diagnóstico de las fracturas sacras

El diagnóstico de las fracturas sacras se basa en la evaluación clínica y en imágenes radiológicas.

Evaluación clínica

  1. Anamnesis: traumatismo o caída, dolor localizado en la espalda baja o la pelvis.
  2. Exploración física: dolor local, hinchazón, deformidad sacra, hematomas, sensibilidad a la manipulación pélvica, posibles trastornos neurológicos (p. ej., debilidad, entumecimiento). En mujeres, se puede realizar una exploración pélvica para descartar lesiones abiertas; también está indicado un examen rectal.

Métodos de diagnóstico por radiación

  1. Radiografía: esta modalidad puede no detectar fracturas sacras, especialmente aquellas sin desplazamiento (sensibilidad de hasta el 30%).
  2. Tomografía computarizada (TC): considerada el estándar de oro, la TC identifica con precisión la morfología de la fractura, el desplazamiento y la afectación de las estructuras neurales.
  3. Resonancia magnética (RM): el método es útil para evaluar lesiones en nervios o tejidos blandos y para diagnosticar fracturas por fatiga.

Presentación clínica

Las manifestaciones clínicas típicas de las fracturas sacras incluyen:

  1. Dolor: localizado en la zona lumbar, los glúteos o la pelvis; agravado por el movimiento o el levantamiento de pesas.
  2. Hinchazón y equimosis: sobre la región sacra.
  3. Signos neurológicos: pueden incluir entumecimiento, debilidad y disfunción intestinal o de la vejiga urinaria (generalmente asociada con fracturas de la zona 2 y la zona 3 debido a la afectación del nervio sacro).
  4. Traumatismos asociados: rotura del anillo pélvico, fracturas de las extremidades inferiores y traumatismo visceral.

Tratamiento de las fracturas sacras

Tratamiento no quirúrgico

El tratamiento conservador de las fracturas sacras incluye:

  1. Control del dolor con analgésicos.
  2. Reposo en cama y carga limitada de peso, seguido de movilización gradual utilizando muletas o bastones de apoyo.
  3. Fisioterapia para restaurar la movilidad de las articulaciones adyacentes y la fuerza muscular.

Las indicaciones para el tratamiento conservador incluyen:

  1. Fracturas estables (sin desplazamiento o con desplazamiento hasta 1 cm, aisladas, sin déficit neurológico).
  2. Fracturas por fatiga en pacientes osteoporóticos sin desplazamiento.
  3. Ausencia de inestabilidad del anillo pélvico asociada.

La mayoría de las fracturas sacras estables de baja energía se curan bien con un tratamiento conservador.

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico de las fracturas sacras incluye:

  1. Reducción abierta y fijación interna (ORIF) mediante placas, tornillos, fijación sacroilíaca o lumbopélvica.
  2. Fijación sacroilíaca percutánea con tornillos.
  3. Descompresión: indicada en casos de patología neurológica.

Las indicaciones para el tratamiento quirúrgico incluyen:

  1. Fracturas inestables o asociadas con ruptura del anillo pélvico.
  2. Fracturas con desplazamiento mayor a 1 cm.
  3. Déficits neurológicos debidos a la compresión de las raíces nerviosas o de la cauda equina (comúnmente en fracturas de la zona 2 y zona 3).
  4. Fracturas abiertas o politraumatismos que requieran movilización precoz.

La intervención quirúrgica oportuna tiene como objetivo estabilizar la pelvis, aliviar la compresión neurológica y permitir una rehabilitación activa temprana.

Pronóstico de la fractura sacra

El pronóstico después de una fractura sacra es multifactorial y depende principalmente del tipo anatómico de fractura y de la estrategia de tratamiento elegida.

El tratamiento conservador generalmente es adecuado para las fracturas del tipo 1 y algunas fracturas del tipo 2. Las complicaciones a largo plazo son poco frecuentes, aunque algunos pacientes pueden desarrollar dolor crónico.

El tratamiento quirúrgico proporciona estabilidad a la fractura y reduce el riesgo de no unión de fragmentos óseos. Sin embargo, conlleva riesgos como infección postoperatoria y fractura o migración de estructuras metálicas. La infección en el sitio quirúrgico y la migración de la estructura metálica aumentan significativamente la probabilidad de falta de unión de la fractura. Las fracturas de la zona 3 generalmente requieren intervención quirúrgica. En pacientes con síntomas neurológicos, la descompresión temprana puede mejorar los resultados. Sin embargo, los trastornos neurológicos persistentes son relativamente comunes.

Por lo tanto, la mayoría de los pacientes con fracturas de la zona 1 vuelven a su nivel de actividad basal con resultados favorables. Las fracturas de la zona 2 pueden causar trastornos de sensibilidad y discapacidad motora a largo plazo en las extremidades inferiores, aunque muchos pacientes recuperan la función diaria completa a través de una rehabilitación constante. Hasta el 60% de los pacientes con fracturas de la zona 3 pueden experimentar deterioro neurológico persistente, que a menudo afecta su función intestinal, vesical o sexual.

Las enfermedades óseas metabólicas, como la osteoporosis, son indicadores pronósticos desfavorables debido a la consolidación tardía o incompleta de las fracturas. Los daños colaterales a las estructuras óseas y de tejidos blandos también perjudican la recuperación y los resultados funcionales. La intervención quirúrgica oportuna en casos de déficits neurológicos es fundamental para obtener resultados terapéuticos óptimos.

Resumen del potencial de rehabilitación y pronóstico tras las fracturas sacras de varias localizaciones

Tipo de fracturaRiesgo neurológicoPotencial de rehabilitaciónPronóstico
Zona 1BajoGeneralmente favorableLa mayoría de los pacientes se recuperan con terapia conservadora
Zona 2ModeradoBuen, si se preservan o descomprimen los nerviosEl pronóstico varía; algunos pacientes pueden experimentar déficits neurológicos
Zona 3AltoVariable; mayor riesgo de dolor crónico y discapacidadPronóstico cauteloso; posible deterioro de la función vesical, intestinal y sexual

Rehabilitación tras una fractura sacra

La rehabilitación tras una fractura sacra es muy individualizada. Su duración y enfoque dependen en gran medida del tipo y gravedad de la fractura, la presencia de trastornos neurológicos, las intervenciones quirúrgicas y los factores específicos del paciente (edad, comorbilidades).

Los objetivos principales incluyen promover la curación de fracturas, restaurar la movilidad, prevenir complicaciones y abordar los trastornos neurológicos cuando estén presentes.

Resumen de las fases de rehabilitación tras una fractura sacra

FaseObjetivos principalesProtocolo
Aguda (semanas 0 a 2 posteriores al traumatismo o la cirugía)Controlar el dolor y el edema, prevenir complicacionesMovimientos suaves en articulaciones no afectadas. Ejercicios de respiración
Subaguda (semanas 2 a 6)Iniciar la movilización, mantener el rango de movimiento de las articulaciones, preservar el tono muscularEjercicios isométricos. Verticalización bajo control del dolor. Entrenamiento de la marcha con ayudas para caminar
De recuperación (semanas 6 a 12)Restaurar la función perdida, reconstruir la resistencia y la fuerza muscular, mejorar la tolerancia a la cargaEntrenamiento de resistencia progresiva. Ejercicios de equilibrio y propiocepción. Entrenamiento de la marcha
Funcional (meses 3 a 6+)Volver al trabajo, al deporte y a las actividades cotidianasEjercicios de movilidad. Entrenamiento funcional y específico para actividades deportivas y laborales
  1. Rehabilitación tras tratamiento conservador (fracturas estables)

Cuando se tratan de forma conservadora, las fracturas sacras estables requieren limitaciones estrictas en la carga de peso durante las primeras 2 semanas posteriores al traumatismo. A partir de la segunda semana, se permite sentarse en la cama bajo control del dolor. Entre las semanas 3 y 4, se permite permanecer de pie con la ayuda de dispositivos auxiliares.

Los ejercicios se centran en mantener y restaurar la fuerza muscular en las extremidades inferiores y el core. Se deben evitar las actividades de alto impacto dirigidas a las extremidades inferiores; se prefiere el ejercicio cardiovascular de cadena cerrada (por ejemplo, bicicleta fija). El estiramiento también es un componente esencial del proceso de rehabilitación.

  1. Rehabilitación tras el tratamiento quirúrgico (fracturas inestables)

Las fracturas sacras desplazadas o inestables requieren intervención quirúrgica. La rehabilitación postoperatoria temprana tiene como objetivo proteger el segmento sacro estabilizado quirúrgicamente. La capacidad de carga en las extremidades está determinada por el grado de estabilidad alcanzado y el tipo de osteosíntesis.

Para prevenir contracturas en las articulaciones de las extremidades inferiores, se recomiendan ejercicios en la cama y sin carga. Se debe estimular la movilización gradual y la posición de pie utilizando ayudas ortopédicas bajo control del dolor.

El entrenamiento posterior se centra en recuperar la marcha y volver a las actividades cotidianas, las tareas ocupacionales y los deportes. El entrenamiento posterior se centra en recuperar la marcha y volver a las actividades cotidianas, las tareas ocupacionales y los deportes.

  1. Neurorrehabilitación (trastornos neurológicos persistentes)

La neurorrehabilitación es fundamental en casos de trastornos neurológicos persistentes. Los componentes clave incluyen tanto fisioterapia como terapia ocupacional. También es esencial fortalecer los grupos musculares no afectados y prevenir las úlceras por decúbito en zonas de pérdida sensorial. Se deben utilizar ayudas ortopédicas durante el movimiento. Se debe capacitar a los pacientes para que puedan controlar sus intestinos y vejiga urinaria, si es necesario. La estimulación eléctrica funcional se puede emplear para mejorar la activación en músculos parcialmente desnervados.

La educación de pacientes es esencial para mejorar la adherencia al régimen de rehabilitación. La rehabilitación temprana y consistente centrada en restaurar la movilidad, la fuerza y ​​la independencia funcional produce resultados óptimos, especialmente cuando está coordinada por un equipo multidisciplinario.

FAQ

Signos adicionales pueden incluir hinchazón localizada y hematomas (moretones).

El síntoma distintivo es el dolor localizado en la zona lumbar, los glúteos y la pelvis, que se intensifica con el movimiento. Signos adicionales pueden incluir hinchazón localizada y hematomas (moretones). Si están involucradas las raíces nerviosas, se pueden observar síntomas neurológicos, como entumecimiento, debilidad de los músculos de las piernas y deterioro de la función intestinal o de la vejiga urinaria.

2. ¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo de una fractura sacra?

Las consecuencias dependen directamente de la zona de fractura. Las fracturas de la zona 1 generalmente tienen un pronóstico favorable. Las fracturas de la zona 2 pueden provocar déficits motores o sensoriales residuales en las extremidades inferiores. Las fracturas de la zona 3 conllevan el mayor riesgo: hasta el 60% de los pacientes experimentan trastornos neurológicos persistentes, incluidos deterioro de la función intestinal, de la vejiga urinaria o sexual.

3. ¿Cuánto tiempo tarda en sanar una fractura sacra?

El tiempo de curación es altamente individualizado. Según los protocolos de rehabilitación, la recuperación activa con carga progresiva generalmente comienza entre las semanas 6 y 12, una vez que aparecen signos radiográficos de consolidación de la fractura. Además, la recuperación funcional completa (que permite volver a practicar deportes o a realizar trabajos físicamente exigentes) puede llevar entre 3 y 6 meses o más.

4. ¿Cuándo y cómo puede una persona volver a caminar después de una fractura sacra?

La deambulación está estrictamente limitada en la fase inicial. En el caso de fracturas estables tratadas de forma conservadora, se restringe la carga de las extremidades inferiores durante las primeras 2 semanas. Los pacientes pueden comenzar a estar de pie con muletas o un andador entre las semanas 3 y 4 posteriores al traumatismo. Todo el proceso de movilización debe ser gradual y realizarse bajo control del dolor.

5. ¿Está permitido estar acostado de lado después de una fractura sacra?

Este artículo no ofrece orientación explícita sobre las posiciones boca abajo permitidas, como la posición de lado. Se enfatiza la importancia del reposo en cama y de minimizar la carga del peso corporal. Los cambios de posición deben quedar a criterio del médico, según el tipo y la estabilidad de la fractura específica.

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